Poner límites a tus hijos, una necesidad
Actualmente muchos padres de familia se lamentan de que sus hijos no los respetan como deberían y no saben qué hacer para remediarlo. Los maestros también cuentan que la mala conducta es un problema notorio en los colegios que a ellos les cuesta manejar.Los niños de hoy aprenden más cosas y más pronto que nunca,sin embargo muchos no demuestran la misma precocidad en cuanto a madurez emocional y comportamiento. Se respira una especie de«parálisis disciplinaria» que todo el mundo percibe y ante la cual se reacciona con pasividad y resignación porque nos hemos convencido de que los niños de hoy día sencillamente no son como los de antes…
Los niños de hoy son iguales que los de antes, lo que ha cambiado es la manera en que los tratan los padres. La labor de los niños desde muy pequeños ha sido siempre y sigue siendo absorber su ambiente, aprender a ser independiente y poner a prueba la paciencia de los padres a base de travesuras y de alguna que otra rabieta. La misión de los padres, hoy igual que siempre, es proporcionar seguridad a sus hijos y facilitarles un desarrollo óptimo a nivel físico, emocional e intelectual. Para lograrlo los padres se tienen que ganar el respeto de sus hijos a base de mucho amor y de no pocos límites. La mayoría de los padres hoy, igual que siempre, hacen por sus hijos lo mejor que pueden pero muchos padres bien intencionados están teniendo hoy más problemas nunca para ganarse el respeto de sus hijos por no entender las consecuencias de criar a los niños sin límites desde muy pequeños o sencillamente por no saber muy bien cómo ponerlos.
Para los padres es fácil confundir por un lado la paciencia con la permisividad, y por otro los límites con la agresión física, verbal o psicológica. Algunos evitan corregir a los niños con una autoridad que tal vez ellos resintieron cuando eran hijos y prefieren no llevar la contraria a sus hijos. Otros repiten consciente o inconscientemente los patrones de agresividad y control con los que ellos mismos fueron criados. En realidad, ni la permisividad ni la agresión de ningún tipo son maneras efectivas de poner límites a los hijos y, además, sus repercusiones en el carácter del hijo y en la armonía de la vida familiar son muy negativas, con lo que ello implica para el desarrollo emocional de un niño. Una relación padre-hijo en la que reine la firmeza y la armonía es muy importante en la vida de los niños porque a través de ella aprenden a relacionarse no sólo con los padres, sino también con los hermanos, los amigos, los maestros, y con las demás personas que van apareciendo en sus vidas.
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