¿Es adictivo el azúcar?
El azúcar es un disacárido – sacarosa- formado por una molécula de glucosa y una de fructosa. La glucosa es el alimento del cerebro, ¿puede llegar a ser adictiva?
El azúcar es, de inicio, una sustancia que necesitamos, pero también es un aporte de energía que nuestro cuerpo obtiene de forma inmediata, aunque su efecto dure poco tiempo.
Cuando nos acostumbramos a obtener energía de forma fácil y rápida, el organismo se desacostumbra a trabajar para ello. Esto nos lleva a que cada vez queramos más.
En los casos en los que se recurre al dulce como manera rápida de obtener energía y saciar la necesidad, lo correcto para no “viciar” al cuerpo, sería empezar a practicar una vía más lenta de obtenerla.
Esto se consigue a través de consumo de hidratos de carbono más complejos, en los cuales la glucosa se va liberando de forma lenta: avena, trigo, arroz, pasta, patatas y panes, si son integrales mejor porque los azúcares se liberan de manera más lenta aún.
¿En qué ocasiones el cuerpo nos demanda azúcar?
Probablemente periodos de ayunos prolongados, que hacen que el nivel de azúcar en sangre baje demasiado, producen un nivel alto de estrés en el cual el cerebro gasta más glucosa. También cuando nos hemos sometido a dietas restrictivas o cuando una persona cumple estas tres condiciones: alto nivel de estrés, dieta restrictiva y ayuno prolongado.
Es fácil encontrarnos en esta situación: me pongo a dieta severa, a base de proteínas y verduras, no como durante 8 horas y, además, tengo un nivel de estrés importante. En estos casos, ante la primera oportunidad que se presente, se tiene la necesidad fisiológica y emocional de consumir azúcar inmediato, de rápida utilización: dulces, chocolates, golosinas, etc.
¿Cuándo hay adicción al azúcar?
Podemos considerarnos adictos al azúcar cuando:
-Hay un consumo compulsivo diario de productos azucarados.
-Programamos la compra de dulces.
– Empezamos a sustituir los alimentos más sanos de nuestra cesta de la compra por dulces, como la compra de zumos envasados en lugar de frutas, por ejemplo.
En estos casos es conveniente acudir a un profesional especialista en adicciones.