Creo que un miembro de mi familia se droga…
Esta es una de las situaciones más difíciles que puede vivir una familia porque aunque el consumo de drogas sea algo muy evidente, si el adicto no quiere ayuda probablemente negará su adicción. El consumidor es generalmente el último en reconocer su dependencia y después tardará tiempo en aceptar que necesita ayuda, pero la familia es un motor importante en el cambio de actitud del enfermo.
¿Qué señales indican que algo está pasando?
Hay cambios en los hábitos y conductas de la persona que nos pueden servir de ayuda para estar alerta. Aún así hay que ser prudentes puesto que muchos de estas alteraciones son propias de la adolescencia en sí misma.
Si observamos cambios evidentes:
En su estado de ánimo. Alteraciones del sueño. Perdida de peso. Molestias o desórdenes estomacales. Ojos enrojecidos y/o pupilas dilatadas. Aumento de las salidas con los amigos. Fracaso escolar. Manejo de más dinero… Podemos pensar que es importante vigilar y estar alerta.
¿Qué hacer si confirmamos nuestra sospecha?
Es importante asumir la situación cuanto antes, puede que tardemos tiempo en querer verlo y que actitudes como la culpa o el reproche nos paralicen. Hay que dejar de lado cuanto antes estos sentimientos y actuar con rapidez. Las adicciones hoy en día tienen tratamiento y hay alternativas muy eficaces.
La Unidad de Trastornos Emocionales y Adicciones del Hospital Medimar ofrece un tratamiento personalizado adaptado a las necesidades de cada caso. El tratamiento puede realizarse de dos maneras:
– Tratamiento ambulatorio: el paciente realiza la desintoxicación en casa, con el apoyo del equipo y de la familia. No debemos temer al síndrome de abstinencia si está bien dirigido por profesionales: Una vez desintoxicado se realiza la deshabituación en la que se enseña al paciente y a la familia a manejar la adicción y a prevenir recaídas.
– Tratamiento combinado: inicialmente se ingresa al paciente para realizar la desintoxicación y sentar las bases para la posterior deshabituación. Este ingreso dura alrededor de 15 días y después del alta el tratamiento de deshabituación continuará de forma ambulatoria.Todos los tratamientos se realizan tanto con el paciente como con la familia, que recibe sesiones individuales y grupales de apoyo.