05/12/2019

Qué hacer cuando te insisten en beber alcohol y tú no quieres

Muchas veces es complicado evitar la «presión social» y mantenernos firmes es nuestra decisión de no beber en una fiesta

La Navidad trae con ella un aire festivo que se traduce en fiestas, cenas y un millar de reuniones sociales, en las que el alcohol cumple un papel fundamental. Muchas veces nos cuesta concebir una de estas celebraciones sin una copa de vino en la mano. Nos reunimos, bebemos, reímos y lo pasamos en grande.

 
El problema llega cuando, por la razón que sea, no nos apetece beber alcohol. Entonces debemos enfrentarnos a infinidad de comentarios y reproches, pues muchos no entienden como podemos ir a una de estas celebraciones sin consumir bebidas espirituosas. «Venga, no seas aburrido» o «por una copa no pasa nada» son algunos de las frases a las que nos veremos obligados a contestar y confrontar para no terminar bebiendo alcohol sin ganas, tan solo porque nos sentimos obligados.
 
«Hay una asociación muy reforzada culturalmente entre alcohol y celebración, difícilmente podemos imaginar una fiesta sin bebidas alcohólicas», comenta Mª Carmen Soliveres, psicóloga experta en adiciones y directora de la unidad de Psicología y Medicina de la Salud del Hospital Vithas Medimar (Alicante). El psicólogo Héctor Galván Flórez, director clínico de Instituto Madrid de Psicología, apunta que esta asociación nace desde nuestra infancia: «Hay una zona de nuestro cerebro, el hipocampo, que almacena las emociones asociadas a una situación. Si desde muy pequeños en la época navideña se asociaba esa emoción que producía estar toda la familia en un ambiente festivo y agradable a consumir alcohol, es una asociación que es muy potente».
 
 
Si llegamos a una fiesta, o una cena, y no queremos consumir alcohol, con el objetivo de evitar la «presión social» que pueden ejercer aquellos a nuestro alrededor para que terminemos bebiendo, ambos especialistas recomiendan hacer uso de una técnica de «disco rayado». «Debemos elegir una frase con la que nos sintamos cómodos, como "No me apetece, gracias" o "Ahora no, gracias" y repetirla cada vez que nos pregunten», apunta la experta Soliveres. «También se puede hacer algún tipo de broma, del estilo "Este año estoy muy soso", decirlo varias veces, y al final se termina cambiando de tema», comenta por su parte el psicólogo Galván Flórez.
 
 
El psicólogo Clínico Héctor Galván explica que, el consumo de alcohol, especialmente en la juventud, tiene un efecto psicológico que puede ayudar a los jóvenes a sentir su posición reforzada e incluso sentirse «empoderados».
 
Por su parte la psicóloga Mª Carmen Soliveres explica como, aunque la presión por beber puede afectar a cualquier edad, son los más jóvenes los más proclives a ella. «Hay cierta resistencia a aceptar a alguien que no quiere "celebrar", por ello cuando somos más jóven se es más importante para nosotros ser aceptados en un grupo de iguales, y es más difícil mantener el "no"», dice.
 
«Puede ocurrir incluso dentro de la familia», apunta Galván y explica: «Es habitual, o por lo menos lo era, darle como una connotación de gracia al hecho de que al niño se le diera un poquito de champán, algo anecdótico para los adultos pero el niño vive con mucho significado. Ya empieza a entrar en el grupo de los adultos, y se le acepta como un igual, entonces es muy reforzante».
 
Ambos desaconsejas inventar excusas, ya que, según explica Mª Carmen Soliveres esto «puede llevarnos a una situación más incómoda». Héctor Galván por su parte recuerda que, aunque a alguien lo presionen para beber al principio, es algo que «a la tercera ocasión que ocurre ya se integra como normal», así como explica que esto es, poco a poco, una situación más normalizada, ya que cada vez «es más habitual conocer a personas que no beben alcohol» y «no existe tanta presión como hace unos años».
 
La experta da alternativas para acudir a una fiesta y no consumir bebidas alcohólicas. Comenta que existen gran variedad de cócteles sin alcohol a base de zumos y frutas, que son una «opción más especial». Recomienda así, cuando se llegue a la cena o fiesta, «tener claras las alternativas al alcohol», así como evitar improvisar, ya que «la improvisación puede facilitar que presión social tenga efecto y se terminen aceptando las ofertas de alcohol».
 
Tres claves
Si no queremos ser abstemios durante las fiestas, pero no queremos que se nos vaya de las manos la ingesta de alcohol, el psicólogo Héctor Galvan da tres pautas para tener un control a la hora de beber. En primer lugar recomienda no estar toda la velada con una copa o vaso en la mano: «Podemos dar un trago, dejarlo en la mesa, y volver a cogerlo, pero no permanecer con el vaso todo el rato». La segunda clave es intercalar el consumo de bebidas alcohólicas con no alcohólicas, con el objetivo de espaciar más la ingesta. Por último, también recomienda espaciar el tiempo entre una bebida y otra de manera progresiva: «Por ejemplo, si se empieza tomando una copa de vino cada media hora, que después sea cada hora y media».
 
El experto explica que el efecto que tiene el alcohol en nuestro cuerpo es acumulativo, y «aunque el cerebro tiene la sensación de que es lineal», es exponencial, por lo que si espaciamos el consumo, «el organismo lo procesará mucho mejor».
 
Fuente: ABC- Colaboración de Mª Carmen Soliveres, codirectora y psicóloga de PsicoActúa