29/04/2014

Los trastornos mentales son mucho más que un simple factor biológico

 

Si leemos la prensa o revistas especializadas, encontraremos un incremento de las investigaciones que intentan descubrir los correlatos fisiológicos de la mayor parte de los trastornos mentales. Tratan de buscar los genomas que explican que una persona padezca esquizofrenia, trastornos por déficit de atención con hiperactividad o depresión, entre otros. No seré yo quien ponga en tela de juicio el rigor científico y la utilidad de estas investigaciones, pero no corramos el riesgo de escorarnos hacia un reduccionismo interesado, sobre todo por la industria farmacéutica, a la que le interesa que, una vez detectado el componente biológico, el tratamiento de referencia sea el médico farmacológico. Los factores biológicos a los que se hace referencia en estos estudios pueden facilitar e influir, pero en ningún caso explicar ni reducir el trastorno mental a un proceso genético-fisiológico.

Teniendo claro la importancia del aspecto biológico, no podemos minimizar los aspectos psicológicos y socialesLa persona es mucho más grande que el trastorno psicológico que le decimos que padece y que un complejo entramado de redes neuronales. La psicología tiene como objeto de estudio el comportamiento humano y tendría que alejarse y no adoptar o imitar al modelo médico. Observemos a las personas en sus contextos y circunstancias, y tratemos de comprenderlas. La persona interacciona permanentemente con su entorno provocando cambios en dicho ambiente, siendo a su vez afectada por las consecuencias de dicha interacción. Teniendo claro la importancia del aspecto biológico, no podemos minimizar los aspectos psicológicos y sociales. El trastorno mental se ubica en la interacción de la persona con el entorno familiar, educativo, profesional, social, con ella misma y con las contingencias de sus comportamientos, de una parte y por otra, de la valoración, de los juicios de valor y categorías diagnósticas de quien observa estas interacciones y decide si los comportamientos que manifiesta un individuo son adaptados o no al ambiente, dependiendo de las normas sociales y culturales vigentes en el momento de la observación.

Las dificultades que una persona desarrolla a nivel mental tienen mucho que ver con el aprendizaje o no de los repertorios básicos de conducta para percibir y analizar las situaciones cotidianas, con su forma de pensar y el contenido de sus pensamientos, con sus emociones, con sus comportamientos y las consecuencias. Dónde y cómo dirige su atención, hacia estímulos externos o hacia sus propia sensaciones, cómo observa los acontecimientos, si los distorsiona o no, cómo es su concentración, el seguimiento de instrucciones y la memoria entre otros repertorios de conducta que son importantes tenerlos adquiridos para aprender conductas más complejas y aumentar así la posibilidad de obtener refuerzos.

Hay que tener en cuenta si la persona ha aprendido a relacionar sus comportamientos y sus consecuencias. Si tiene habilidades para dar respuestas adaptadas a las situaciones que valora como conflictivas y cómo gestiona sus pensamientos y sus emociones. Si tiene estrategias para tolerar la frustración, si sabe o no demorar el refuerzo o las situaciones gratificantes. Cómo son sus hábitos de sueño, de alimentación, si consume sustancias que alteren su sistema nervioso, hábitos de cuidado personal, vestido y apariencia física, cuidado de su espacio personal. Cómo organiza y planifica su tiempo, sus actividades, cómo responde a sus responsabilidades y ante los obstáculos del día a día y cómo toma decisiones. Si han ocurrido sucesos traumáticos en su biografía y cómo se ha enfrentado a ellos. Si ha desarrollado dependencia emocional con otra persona, cómo se percibe ella misma y a los demás.

Los psicólogos damos mucha importancia a la prevención, así como a los tratamientos y al apoyo familiar para facilitar la recuperación de las personas que padecen trastornos mentales y eliminar la estigmatización en la sociedadTambién influye en el inicio o mantenimiento de las dificultades mentales, el estilo de comportamiento que tiene la persona cuando se relaciona con los demás, habilidades sociales, habilidades de comunicación y el resultado de estas interacciones. Su flexibilidad o  no para adaptarse al contexto social. Es importante la red de apoyo familiar y social con la que cuenta la persona, su situación socioeconómica. Cómo responde su familia y su entorno ante sus comportamientos.

Todos estos aspectos descritos y muchos más, que son analizados, evaluados y tratados por los psicólogos, facilitan que una persona tenga o no dificultades a nivel mental y manifieste conductas que por su frecuencia, topografía, adaptación al medio, y consecuencias, tanto para el sujeto como para el entorno, producen conflicto, lesión o cualquier otra consecuencia, y por sus características no le proporcionan beneficios, muy al contrario, complicaciones y dificultades, y dentro del actual conjunto social le producen aislamiento y marginación. 

Los psicólogos, junto a otros profesionales sanitarios, damos mucha importancia a la prevención, así como a los tratamientos y al apoyo familiar para facilitar la recuperación de las personas que padecen trastornos mentales y eliminar la estigmatización en la sociedad. Con el modelo biopsicosocial estos problemas se evalúan y se tratan multidisciplinarmente sin necesidad de ser reduccionistas, dando mucha importancia a la persona y su entorno y cómo se influyen mutuamente.

 

Fuente: El Confidencial


Escrito por: Psicoactua Medimar